GÉNERO Y EDUCACIÓN
El
Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ) y la
cooperación técnica alemana Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit
(GTZ) GMBH definen el enfoque de género como un principio elemental y
estratégico de la política de desarrollo, que resalta la necesidad de asegurar
la igualdad de oportunidades en los procesos de desarrollo humano como
elementos fundamentales para alcanzar un desarrollo equitativo y sostenible
para todos.
Desde
hace más de diez años, la GTZ ha asumido el enfoque de género como eje
transversal de sus programas. También en nuestro trabajo como Programa de
Educación Básica (PROEDUCA) hemos tratado de incluir este enfoque.
Durante
los primeros años de nuestra vida aprendemos ciertos patrones de percepción e
interpretación específicos de nuestra cultura y género que nos ayudan a
estructurar la realidad. Este proceso de socialización sirve para la formación
de la identidad en el marco social, lo cual también significa que los miembros
de la sociedad aprenden e interiorizan el rol de género que les fue asignado.
Este rol de género está unido a determinadas expectativas, las cuales
establecen un comportamiento particular. El rol de género implica
frecuentemente determinada capacidad de acceso a recursos y poder. En este
caso, tanto el acceso como las posibilidades y los derechos se encuentran
distribuidos de forma desigual.
Género
«A
diferencia de sexo en el sentido de “sexo biológico”, el término género (en
inglés, gender) indica las características sociales y el rol de género
aprendido individualmente. Este rol se encuentra definido, en lo esencial, por
la organización social, cultural y económica de una sociedad, así como por las
normas y valores legales, religiosos y éticos vigentes. La asignación de este
rol puede variar mucho entre las diferentes sociedades. Aun dentro de una misma
sociedad, la diferencia de rol puede diferir considerablemente dependiendo de la
edad, estado civil, situación económica, pertenencia a un determinado grupo
étnico o a una religión. En contra de lo que ocurre en el caso del “sexo
biológico”, el rol de género socialmente determinado y los espacios para la
acción de hombres y mujeres que este conlleva son variables y dinámicos».
Transversalización del enfoque de Género
De
acuerdo con el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), la
transversalización del enfoque de género «es el proceso de evaluación de las
consecuencias de medidas planeadas, incluyendo propuestas de leyes, estrategias
políticas o programas para hombres y mujeres en todas las áreas y a todos los
niveles.
Análisis de género
La
elaboración de un análisis de género cons-tituye un importante instrumento para
la transversalización de este enfoque. Mediante la evaluación de las
repercusiones específicas del género, se analizan las políticas y los métodos
según sus efectos, y su utilidad para las mujeres y los hombres. Se evalúa su
potencial para superar discriminaciones y lograr la igualdad de oportunidades.
Para efectuar un análisis de género, es necesario recoger datos estadísticos
sensibles a los aspectos del género, así como indicadores y datos estadísticos
desagregados por género.
Fomento específico, medidas compensatorias
o positivas
Partiendo
de las diferentes condiciones iniciales, es posible deducir de los análisis de
género la necesidad de apoyar en forma especial a un determinado grupo de
mujeres u hombres durante un período específico o trabajar en pro de contenidos
definidos por género (salud reproductiva, violencia contra un sexo en
particular, ruptura de estereotipos sexuales y de roles, trabajo masculino,
etcétera). Durante mucho tiempo, las medidas de fomento compensatorias,
positivas o dirigidas a un fin determinado, estuvieron exclusivamente
orientadas hacia las mujeres, lo cual parecía ser necesario en vista de las
diferencias entre la situación real de hombres y mujeres.
Enfoque de doble vía en el género
La
acción combinada de medidas de transversalización del enfoque de género (gender
mainstreaming), del género como tarea intersectorial y del fomento específico
de grupos discriminados se denomina «enfoque de doble vía» o dual track
approach en inglés. Esta estrategia de doble vía se ha impuesto de tal manera
que ha ocu-rrido un cambio en el concepto de la transversalización del enfoque
de género principalmente como tarea intersectorial y se han terminado
integrando ambas estrategias (tarea intersectorial y fomento específico) bajo
la denominación de transversalización del enfoque de género.
Objetivo
Por
medio del enfoque de género se debe contribuir a la creación de una sociedad
justa y con iguales derechos para todos, así como superar las prácticas de
marginación. Para este fin es necesario sacar a la luz y definir las relaciones
entre los sexos, analizar las diferencias y las formas de discriminación
específicas, así como desarrollar y poner en práctica estrategias para superar
las desigualdades y la marginación.
El
género es una de las categorías fundamentales de la convivencia entre los seres
humanos. El enfoque de género corresponde a una concepción sociopolítica y
sistémica del desarrollo. Dirige nuestra atención hacia los diferentes roles
sociales asignados a las mujeres y a los hombres, diferencias que se reflejan,
por ejemplo, en la división del trabajo y las cargas laborales de acuerdo con
el sexo, las diferentes posibilidades de acceder a los recursos y de
controlarlos, así como las distintas opciones que tienen hombres y mujeres de
influir en la política y en la sociedad.
Antecedentes de las diferentes
tipologías y enfoques: fundamentación
Las
diferencias de género son tan antiguas como la humanidad. Si bien hasta una vez
entrado el siglo XX se les negó a las mujeres en gran parte el estatus como
individuos con derechos, hoy en día se reconoce la igualdad formal entre los
sexos en la mayoría de los países. Pero en la práctica las cosas son
diferentes, pues las formas de discriminación específicas de género continúan
siendo un elemento estructural importante en la sociedad, la política y la
economía. Aunque esto no ocurre siempre, la mayor parte de las investigaciones
indican que las mujeres poseen menos influencia y poder de decisión, y que sus
intereses se encuentran peor representados.
Las
diferencias de género son tan antiguas como la humanidad. Si bien hasta una vez
entrado el siglo XX se les negó a las mujeres en gran parte el estatus como
individuos con derechos, hoy en día se reconoce la igualdad formal entre los
sexos en la mayoría de los países. Pero en la práctica las cosas son
diferentes, pues las formas de discriminación específicas de género continúan
siendo un elemento estructural importante en la sociedad, la política y la
economía. Aunque esto no ocurre siempre, la mayor parte de las investigaciones
indican que las mujeres poseen menos influencia y poder de decisión, y que sus
intereses se encuentran peor representados.
La
formulación de la estrategia de la transversa-lización del enfoque de género ha
estado también fuertemente marcada por esta última estrategia. Mientras que hoy
en día el feminismo diferencial casi no juega ningún papel, existen al igual
que antes muchos(as) defensores(as) de los derechos de la mujer de orientación
li-beral que vinculan el logro de la equidad entre los sexos sobre todo con el
acceso formal y no tanto con las posibilidades de participar.
Acuerdos internacionales y conferencias
A
través de una serie de Conferencias Mun-diales de la Mujer (1975 en México,
1985 en Nairobi, 1995 en Pekín, así como las sucesivas conferencias de Pekín +
5 y Pekín + 10), se trataron temas relativos a las diferencias de género
existentes y se buscaron enfoques para alcanzar una mayor equidad entre los
sexos.
Estas
conferencias mundiales fueron complementadas con múltiples conferencias
regionales de mujeres.
La
meta de la equidad entre los sexos se retoma también en los Objetivos de
Desarrollo del Milenio. Se deberá alcanzar la educación primaria completa para
todos los niños y niñas (objetivo 2), el fomento de la igualdad entre los sexos
y el fortalecimiento del rol de la mujer (objetivo 3), así como la mejora de la
asistencia médica para las madres (objetivo 5).33 No obstante, la limitada
selección de indicadores para cada tema requiere ser esclarecida. El tema
«género» queda totalmente fuera de las principales políticas.
De
acuerdo con el derecho internacional, la no discriminación (de género) es un
componente de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de los
convenios principales relacionados con estos derechos.
La
así llamada Convención sobre los Derechos de la Mujer (CEDAW), el acuerdo
internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra
la mujer, entró en vigencia en 1981.36 Por medio de un protocolo facultativo,
es posible desde el año 2000 establecer demandas relativas a todos los casos
especialmente graves o sistemáticos de violaciones de los derechos humanos en
contra de las mujeres. Con la ratificación de la CEDAW, los Estados miembros se
comprometen a: Consagrar en las constituciones nacionales el principio de la
igualdad del hombre y la mujer, y asegurar legalmente o por otros medios
apropiados el cumplimiento de este principio en la práctica (art. 2). La
adopción de medidas especiales de carácter temporal encaminadas a acelerar la
igualdad de facto entre el hombre y la mujer (art. 4). Asegurar los mismos
derechos para hombres y mujeres en la esfera de la educación (art. 10)
Áreas
de aplicación en la práctica e implementación
La
implementación del tema «género», como eje transversal en el área de la
educación, puede realizarse en diferentes niveles, que se condicionan
mutuamente: el nivel estructural e institucional, el nivel personal, el nivel
de contenido técnico-profesional y el nivel metodológico.
En
el nivel estructural, las leyes de igualdad y la creación de directrices marco
justas para ambos sexos sirven como requisito para la real igualdad de género.
Las relaciones entre los sexos también deben reflejarse en los enfoques para
las reformas escolares, el desarrollo de los currículos, la formación
profesional y el perfeccionamiento de los y las docentes. También deben
prepararse oportunidades de cambio. Por ejemplo, en la formación de los y las
docentes es posible que los instructores e instructoras estimulen los procesos
de reflexión en los futuros docentes. Para promover el efecto «bola de nieve»,
deben ofrecerse seminarios de perfeccionamiento o capacitaciones para los y las
docentes formadores y directores de los institutos de enseñanza pedagógica y de
las instituciones de formación docente, en los cuales se reflexione sobre las
propias categorías de pensamiento, recibiendo al mismo tiempo instrumentos,
métodos y un conocimiento teórico básico que ayude a promover procesos
similares en los estudiantes. De esta forma, es posible analizar y cuestionar
los propios modelos de pensamiento y experiencia, al igual que las estructuras
de poder en la sociedad.
Acuerdos internacionales y conferencias para
el sector educativo
Gracias
al impulso del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985), en
muchos países se promovieron medidas especiales para el fomento de la igualdad
de derechos en la enseñanza. Aun así, la mayor parte de estas medidas no
tuvieron el éxito deseado, en parte por no contar con recursos suficientes. De
esta forma, su eficacia fue inevitablemente limitada.54
El
derecho a una enseñanza sin discriminación está establecido en varios convenios
de derecho internacional; por ejemplo, en la Convención sobre los Derechos del
Niño de las Naciones Unidas,55 en la Convención sobre los Derechos de la Mujer
de las Naciones Unidas (CEDAW),56 así como en la Convención contra la
Discriminación en la Enseñanza de la Unesco.57 En el artículo 28 de la
Convención sobre los Derechos del Niño se prevé el cumplimiento progresivo del
derecho a la educación en todos los niveles de enseñanza «en condiciones de
igualdad de oportunidades».58 La Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer prevé, en su artículo 10, una amplia gama
de medidas con la finalidad de alcanzar la igualdad de oportunidades de niñas y
mujeres en el área de la educación.
Con
el fin de trabajar en contra de las persistentes diferencias de género en
muchos países y el alto grado de exclusión, especialmente de las niñas, se creó
la Iniciativa de las Naciones Unidas para la Educación de las Niñas (United
Nations Girls’ Education Initiative-UNGEI).61 A través de ella deberá hacerse
realidad, especialmente para las niñas, el objetivo de una Educación para Todos.
Como iniciativa internacional, la UNGEI apoya a los gobiernos en la lucha
contra la discriminación de género y el logro de la igualdad de oportunidades
en los actuales sistemas de enseñanza. Las medidas se centran en las áreas de
defensa de los derechos, capacitación y movilización de recursos.
Estrategias y concepciones internacionales
para la aplicación
A
las características de las diferencias de género62 antes mencionadas, se suman,
en condiciones de pobreza, una serie de factores adicionales. A pesar de que
las diferencias de género se manifiestan de forma muy variada en la enseñanza
local y regional, los países en desarrollo presentan características similares
o problemas complejos que van más allá de sus fronteras. Entre éstas se cuentan
la pobreza –que, a su vez, es la manifestación de diversas exclusiones–, la
localización de las escuelas en zonas poco seguras, los estereotipos de género
en los planes de estudio y libros de texto, la incapacidad o reticencia de los
padres para invertir en la educación de las hijas tanto como en la de los
hijos, el trabajo infantil, las costumbres sociales y culturales
discriminatorias, la reducción de la libertad de movimiento y de capacidades de
desarrollo de niñas y niños, así como situaciones de emergencia y guerras.
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