jueves, 2 de julio de 2015

GÉNERO Y EDUCACIÓN


GÉNERO Y EDUCACIÓN
El Ministerio de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania (BMZ) y la cooperación técnica alemana Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ) GMBH definen el enfoque de género como un principio elemental y estratégico de la política de desarrollo, que resalta la necesidad de asegurar la igualdad de oportunidades en los procesos de desarrollo humano como elementos fundamentales para alcanzar un desarrollo equitativo y sostenible para todos.
Desde hace más de diez años, la GTZ ha asumido el enfoque de género como eje transversal de sus programas. También en nuestro trabajo como Programa de Educación Básica (PROEDUCA) hemos tratado de incluir este enfoque.
Durante los primeros años de nuestra vida aprendemos ciertos patrones de percepción e interpretación específicos de nuestra cultura y género que nos ayudan a estructurar la realidad. Este proceso de socialización sirve para la formación de la identidad en el marco social, lo cual también significa que los miembros de la sociedad aprenden e interiorizan el rol de género que les fue asignado. Este rol de género está unido a determinadas expectativas, las cuales establecen un comportamiento particular. El rol de género implica frecuentemente determinada capacidad de acceso a recursos y poder. En este caso, tanto el acceso como las posibilidades y los derechos se encuentran distribuidos de forma desigual.

Género
«A diferencia de sexo en el sentido de “sexo biológico”, el término género (en inglés, gender) indica las características sociales y el rol de género aprendido individualmente. Este rol se encuentra definido, en lo esencial, por la organización social, cultural y económica de una sociedad, así como por las normas y valores legales, religiosos y éticos vigentes. La asignación de este rol puede variar mucho entre las diferentes sociedades. Aun dentro de una misma sociedad, la diferencia de rol puede diferir considerablemente dependiendo de la edad, estado civil, situación económica, pertenencia a un determinado grupo étnico o a una religión. En contra de lo que ocurre en el caso del “sexo biológico”, el rol de género socialmente determinado y los espacios para la acción de hombres y mujeres que este conlleva son variables y dinámicos».

Transversalización del enfoque de Género
De acuerdo con el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), la transversalización del enfoque de género «es el proceso de evaluación de las consecuencias de medidas planeadas, incluyendo propuestas de leyes, estrategias políticas o programas para hombres y mujeres en todas las áreas y a todos los niveles.

Análisis de género
La elaboración de un análisis de género cons-tituye un importante instrumento para la transversalización de este enfoque. Mediante la evaluación de las repercusiones específicas del género, se analizan las políticas y los métodos según sus efectos, y su utilidad para las mujeres y los hombres. Se evalúa su potencial para superar discriminaciones y lograr la igualdad de oportunidades. Para efectuar un análisis de género, es necesario recoger datos estadísticos sensibles a los aspectos del género, así como indicadores y datos estadísticos desagregados por género.

Fomento específico, medidas compensatorias o positivas
Partiendo de las diferentes condiciones iniciales, es posible deducir de los análisis de género la necesidad de apoyar en forma especial a un determinado grupo de mujeres u hombres durante un período específico o trabajar en pro de contenidos definidos por género (salud reproductiva, violencia contra un sexo en particular, ruptura de estereotipos sexuales y de roles, trabajo masculino, etcétera). Durante mucho tiempo, las medidas de fomento compensatorias, positivas o dirigidas a un fin determinado, estuvieron exclusivamente orientadas hacia las mujeres, lo cual parecía ser necesario en vista de las diferencias entre la situación real de hombres y mujeres.

Enfoque de doble vía en el género
La acción combinada de medidas de transversalización del enfoque de género (gender mainstreaming), del género como tarea intersectorial y del fomento específico de grupos discriminados se denomina «enfoque de doble vía» o dual track approach en inglés. Esta estrategia de doble vía se ha impuesto de tal manera que ha ocu-rrido un cambio en el concepto de la transversalización del enfoque de género principalmente como tarea intersectorial y se han terminado integrando ambas estrategias (tarea intersectorial y fomento específico) bajo la denominación de transversalización del enfoque de género.

Objetivo
Por medio del enfoque de género se debe contribuir a la creación de una sociedad justa y con iguales derechos para todos, así como superar las prácticas de marginación. Para este fin es necesario sacar a la luz y definir las relaciones entre los sexos, analizar las diferencias y las formas de discriminación específicas, así como desarrollar y poner en práctica estrategias para superar las desigualdades y la marginación.



El género es una de las categorías fundamentales de la convivencia entre los seres humanos. El enfoque de género corresponde a una concepción sociopolítica y sistémica del desarrollo. Dirige nuestra atención hacia los diferentes roles sociales asignados a las mujeres y a los hombres, diferencias que se reflejan, por ejemplo, en la división del trabajo y las cargas laborales de acuerdo con el sexo, las diferentes posibilidades de acceder a los recursos y de controlarlos, así como las distintas opciones que tienen hombres y mujeres de influir en la política y en la sociedad.

Antecedentes de las diferentes tipologías y enfoques: fundamentación
Las diferencias de género son tan antiguas como la humanidad. Si bien hasta una vez entrado el siglo XX se les negó a las mujeres en gran parte el estatus como individuos con derechos, hoy en día se reconoce la igualdad formal entre los sexos en la mayoría de los países. Pero en la práctica las cosas son diferentes, pues las formas de discriminación específicas de género continúan siendo un elemento estructural importante en la sociedad, la política y la economía. Aunque esto no ocurre siempre, la mayor parte de las investigaciones indican que las mujeres poseen menos influencia y poder de decisión, y que sus intereses se encuentran peor representados.
Las diferencias de género son tan antiguas como la humanidad. Si bien hasta una vez entrado el siglo XX se les negó a las mujeres en gran parte el estatus como individuos con derechos, hoy en día se reconoce la igualdad formal entre los sexos en la mayoría de los países. Pero en la práctica las cosas son diferentes, pues las formas de discriminación específicas de género continúan siendo un elemento estructural importante en la sociedad, la política y la economía. Aunque esto no ocurre siempre, la mayor parte de las investigaciones indican que las mujeres poseen menos influencia y poder de decisión, y que sus intereses se encuentran peor representados.
La formulación de la estrategia de la transversa-lización del enfoque de género ha estado también fuertemente marcada por esta última estrategia. Mientras que hoy en día el feminismo diferencial casi no juega ningún papel, existen al igual que antes muchos(as) defensores(as) de los derechos de la mujer de orientación li-beral que vinculan el logro de la equidad entre los sexos sobre todo con el acceso formal y no tanto con las posibilidades de participar.




 Acuerdos internacionales y conferencias
A través de una serie de Conferencias Mun-diales de la Mujer (1975 en México, 1985 en Nairobi, 1995 en Pekín, así como las sucesivas conferencias de Pekín + 5 y Pekín + 10), se trataron temas relativos a las diferencias de género existentes y se buscaron enfoques para alcanzar una mayor equidad entre los sexos.
Estas conferencias mundiales fueron complementadas con múltiples conferencias regionales de mujeres.
La meta de la equidad entre los sexos se retoma también en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Se deberá alcanzar la educación primaria completa para todos los niños y niñas (objetivo 2), el fomento de la igualdad entre los sexos y el fortalecimiento del rol de la mujer (objetivo 3), así como la mejora de la asistencia médica para las madres (objetivo 5).33 No obstante, la limitada selección de indicadores para cada tema requiere ser esclarecida. El tema «género» queda totalmente fuera de las principales políticas.
De acuerdo con el derecho internacional, la no discriminación (de género) es un componente de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y de los convenios principales relacionados con estos derechos.

La así llamada Convención sobre los Derechos de la Mujer (CEDAW), el acuerdo internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, entró en vigencia en 1981.36 Por medio de un protocolo facultativo, es posible desde el año 2000 establecer demandas relativas a todos los casos especialmente graves o sistemáticos de violaciones de los derechos humanos en contra de las mujeres. Con la ratificación de la CEDAW, los Estados miembros se comprometen a: Consagrar en las constituciones nacionales el principio de la igualdad del hombre y la mujer, y asegurar legalmente o por otros medios apropiados el cumplimiento de este principio en la práctica (art. 2). La adopción de medidas especiales de carácter temporal encaminadas a acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer (art. 4). Asegurar los mismos derechos para hombres y mujeres en la esfera de la educación (art. 10)
Áreas de aplicación en la práctica e implementación
La implementación del tema «género», como eje transversal en el área de la educación, puede realizarse en diferentes niveles, que se condicionan mutuamente: el nivel estructural e institucional, el nivel personal, el nivel de contenido técnico-profesional y el nivel metodológico.

En el nivel estructural, las leyes de igualdad y la creación de directrices marco justas para ambos sexos sirven como requisito para la real igualdad de género. Las relaciones entre los sexos también deben reflejarse en los enfoques para las reformas escolares, el desarrollo de los currículos, la formación profesional y el perfeccionamiento de los y las docentes. También deben prepararse oportunidades de cambio. Por ejemplo, en la formación de los y las docentes es posible que los instructores e instructoras estimulen los procesos de reflexión en los futuros docentes. Para promover el efecto «bola de nieve», deben ofrecerse seminarios de perfeccionamiento o capacitaciones para los y las docentes formadores y directores de los institutos de enseñanza pedagógica y de las instituciones de formación docente, en los cuales se reflexione sobre las propias categorías de pensamiento, recibiendo al mismo tiempo instrumentos, métodos y un conocimiento teórico básico que ayude a promover procesos similares en los estudiantes. De esta forma, es posible analizar y cuestionar los propios modelos de pensamiento y experiencia, al igual que las estructuras de poder en la sociedad.
Acuerdos internacionales y conferencias para el sector educativo
Gracias al impulso del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer (1976-1985), en muchos países se promovieron medidas especiales para el fomento de la igualdad de derechos en la enseñanza. Aun así, la mayor parte de estas medidas no tuvieron el éxito deseado, en parte por no contar con recursos suficientes. De esta forma, su eficacia fue inevitablemente limitada.54
El derecho a una enseñanza sin discriminación está establecido en varios convenios de derecho internacional; por ejemplo, en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas,55 en la Convención sobre los Derechos de la Mujer de las Naciones Unidas (CEDAW),56 así como en la Convención contra la Discriminación en la Enseñanza de la Unesco.57 En el artículo 28 de la Convención sobre los Derechos del Niño se prevé el cumplimiento progresivo del derecho a la educación en todos los niveles de enseñanza «en condiciones de igualdad de oportunidades».58 La Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer prevé, en su artículo 10, una amplia gama de medidas con la finalidad de alcanzar la igualdad de oportunidades de niñas y mujeres en el área de la educación.
Con el fin de trabajar en contra de las persistentes diferencias de género en muchos países y el alto grado de exclusión, especialmente de las niñas, se creó la Iniciativa de las Naciones Unidas para la Educación de las Niñas (United Nations Girls’ Education Initiative-UNGEI).61 A través de ella deberá hacerse realidad, especialmente para las niñas, el objetivo de una Educación para Todos. Como iniciativa internacional, la UNGEI apoya a los gobiernos en la lucha contra la discriminación de género y el logro de la igualdad de oportunidades en los actuales sistemas de enseñanza. Las medidas se centran en las áreas de defensa de los derechos, capacitación y movilización de recursos.


Estrategias y concepciones internacionales para la aplicación

A las características de las diferencias de género62 antes mencionadas, se suman, en condiciones de pobreza, una serie de factores adicionales. A pesar de que las diferencias de género se manifiestan de forma muy variada en la enseñanza local y regional, los países en desarrollo presentan características similares o problemas complejos que van más allá de sus fronteras. Entre éstas se cuentan la pobreza –que, a su vez, es la manifestación de diversas exclusiones–, la localización de las escuelas en zonas poco seguras, los estereotipos de género en los planes de estudio y libros de texto, la incapacidad o reticencia de los padres para invertir en la educación de las hijas tanto como en la de los hijos, el trabajo infantil, las costumbres sociales y culturales discriminatorias, la reducción de la libertad de movimiento y de capacidades de desarrollo de niñas y niños, así como situaciones de emergencia y guerras.



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