DIVERSIDAD CULTURAL AMPLIADA Y EDUCACIÓN PARA LA DIVERSIDAD
Con la búsqueda de la diversidad se redefinen la
calidad, eficacia, equidad y responsabilidad social de la educación planteadas
por las reformas, así como plantea una renovación y resignificación de las
tensiones entre uniformidad y diferencia y lo construido y lo objetivado, que
afectan la comprensión de la relación cultura-educación-política. Requiere de
una actitud mental crítica y abierta cuyo eje de funcionamiento epistémico sea
la deconstrucción-reconstrucción, para captar los efectos actuales de la
diversidad cultural en la educación. Interesan tanto los
efectos globales que dicho reconocimiento produce sobre la diversidad
misma, como las consecuencias de ésta en la educación; en particular
sobre los contenidos que reafirmen y transmitan la diversidad. Nuestra
hipótesis es que el cambio de percepción sobre la diversidad cultural
aumenta las presiones para diversificar las prácticas educativas y
orienta al sistema educativo hacia la construcción social de una
educación para la diversidad, que por sus características incluyentes
coadyuva a la integración de colectividades plurales, a una mayor igualdad
educativa, y a una reducción de los riesgos identitarios.
Repensando la
diversidad
La transformación de
dicha percepción es fuente, parte y resultado de un cambio progresivo y
conflictivo, que se desenvuelve de una manera compleja y multidimensional, con
implicaciones no solo sobre los sujetos que incorpora sino sobre la
redefinición de la sociedad en su conjunto. Esta diversidad plantea una serie
de cuestiones importantes y potencialmente decisivas –sostiene Kymlicka– en
temas como derechos lingüísticos, autonomía regional, currículos educativos y
símbolos nacionales. ... Encontrar respuestas moralmente defendibles y
políticamente viables a dichas cuestiones constituye el principal desafío de
nuestras sociedades.
El mundo de la
diversidad –anota Giddens– nos plantea nuevos riesgos y nuevos retos, no es apocalíptico,
pues no se encamina inevitablemente a la catástrofe... implica riesgos que otras
generaciones anteriores no han enfrentado y porque se están enfrentando además
con los instrumentos de las generaciones anteriores, sin la evaluación crítica.
La diversidad
ampliada
Tienen epígonos
modernos en mentes latinoamericanas que han restituido para sus sociedades el
valor de lo diverso, lo han consagrado en sus constituciones y lo están
ampliando. En poco menos de 10 años, América Latina ha reconocido su objetividad,
ha escogido –según el país– formas de interpretarla e intervenirla, ha decidido
modos de educarla y gobernarla y ha encontrado procedimientos de participación
para edificar su presente y su futuro. No obstante, lejos de ser una conquista
definitiva, las disputas por su real inclusión y por una caracterización más
compleja de cara a las realidades actuales no se agotan. La objetividad de la
diversidad cultural se enfrenta aún a ciertas tradiciones que la ven como
rezago y no como característica de la sociedad, a ciertas mentalidades que
presumen el desarrollo cultural bajo la óptica de su homogeneización y no de la
pluralización, a lenguajes que generan universos simbólicos unitarios
singulares y no múltiples, y a discursos que la neutralizan aparentando ser
progresistas.
Los mundos simbólicos
y culturales se deconstruyen-construyen en forma permanente, en medio de
ambientes de incertidumbres identitarias y de conflictos entre lo tradicional y
lo moderno, peculiaridad más de la naturaleza del cambio, que de un desorden
que reclama el regreso al pasado. Si todos los pueblos conservaran intactos dichos
mundos, desembocaríamos en un estancamiento cultural. El impulso para los
cambios en las percepciones de las sociedades, proviene de la lucha por el poder
en el que las construcciones de las diferencias culturales, y las imágenes de
las sociedades, sirven de dispositivos que coadyuvan a tenerlo y lo convierten
en energía cultural.
Transformaciones y
transición cultural
Las transformaciones en
extensión tienen que ver con: a) La visibilidad y la comparecencia de la
variabilidad del mundo indígena. La multiplicación de las etnias no es un
milagro; es el desocultamiento de la diversidad, que generó además el renacer
de otros pueblos que la etnohistoria había declarado difuntos: los chontales, yanaconas,
chorotegas, pijaos, y pastos resucitaron de entre los anaqueles de los archivos
y mostraron unas ciudades invadidas de indígenas desde Buenos
Aires hasta Ciudad de
México.
b) La aparición en el
escenario de la diversidad de otros actores no indígenas; los gitanos, los
inmigrantes (judíos, árabes, chinos, japoneses, vascos), los negros, los grupos
de género, las comunidades religiosas y los nacionales en otros países
(comunidades colombianas en el exterior). Al incorporar las transformaciones en
extensión, la diversidad manifiesta una interacción intensa y compleja en todos
los órdenes. Son las transformaciones en profundidad que están relacionadas
con: a) Los corolarios que se desarrollan al poner en evidencia el carácter
parcial del concepto de diversidad que existe en la región; la diversidad estaba
siendo concebida para unos y no para unos todos pluralizado.
b) Rescatada de su
invisibilidad
La diversidad se
instala en el presente; este cambio es central en la profundización de las
transformaciones. En el nivel interno, afros, migrantes, indígenas, raizales,
etc., muestran una diferenciación clasista que está muy lejos de ser modelo de
comunidad, la propiedad privada entre ellos revela casos de promoción de solidaridades
que han desaparecido de algunos sistemas tradicionales, los campesinos quieren
volverse indígenas y los indígenas profesionales urbanos, las organizaciones
sociales étnicas se vuelven electorales, etc.
c) La apropiación de
una particular idea de lo público y de lo privado, de lo institucional ajeno y
propio, lo legítimo e ilegítimo, da paso para que la diversidad asuma la
política. El reconocimiento de la diversidad se expresa como un dispositivo
ambiguo porque al aceptar sus estrategias como estrategias de Estado consolidan
un Estado-nación que las requiere para legitimarse. Sin embargo, éste no coloca
a la diversidad como centro de sus reformas.
d) Finalmente, tres
procesos inciden en la profundidad de las transformaciones de la diversidad
cultural: la globalización, que no la destruye pero que altera todos los
mecanismos de integración y articulación social, a través de políticas y
derechos internacionales y de la estandarización de sus procedimientos. La
modernización de los Estados introduce un campo novedoso de pugnas entre la
diversidad y sus relaciones de fuerza, desplazando las reivindicaciones
sociales por demandas de ajustes burocráticos.
Educación para la
diversidad
Un país no se define
diverso solo por la presencia indígena. Esta dislocación del concepto de
diversidad es paradójica –pues aunque son muchos y variados los pueblos
indígenas, en el fondo es singular, distintiva y típica de ellos– y, es uno de
los principales problemas en discusión. La diversidad se ha complejizado y ampliado,
se ha transformado con la presencia de nuevos actores y nuevos anhelos,
requiriendo un sentido más integral.
Al pensar la relación
educación-diversidad cultural, se pretende introducir en el debate sobre las
políticas educativas la concepción de una educación para la diversidad en tanto
heterogeneidad educativa para la diversidad cultural. Es decir, como el
conjunto de educaciones particulares impartidas de manera diferencial a unas comunidades,
que aunque compartan rasgos similares, se conciben como distintas. Tal es el
caso, por ejemplo, de la educación impartida en un colegio hebreo, o en una
región o confesión determinadas.
Campo educativo de la
diversidad
Dice Bourdieu que «un
grupo movilizado por y para la defensa de sus intereses (educativos), solo
puede llegar a existir a costa y al cabo de una labor colectiva de construcción
inseparablemente teórica y práctica»11. Asimismo, con este punto de vista se
puede focalizar la dinámica de la construcción social de la educación para la
diversidad, según la cual la diversidad cultural afecta al sistema educativo y
viceversa, recíproca y dialécticamente. La diversidad es afectada por el,
curriculares, etc., para integrar un sistema educativo pluralista.
El campo educativo
De la diversidad cultural
se concibe como un campo de fuerzas e intereses, que se confrontan, alían, imponen
y resisten, para controlar y transmitir una particular forma de ver e instruir
a los sujetos adentrados en él. Bourdieu ha señalado cómo el campo produce e
impone en el público una forma particular de ver la realidad, lo que lo convierte
en un instrumento formidable para mantener el orden simbólico, y por lo tanto
el status quo, pero también para transformarlo. Es un campo de luchas
por el control del proceso educativo que varía según el país, la época y el sistema
educativo. Las pedagogías, los currículos, la evaluación, la contratación, los
presupuestos, etc., al fin y al cabo son el corolario en que se manifiesta el
poder dominante resultante del campo educativo
Participación
educativa
Es la capacidad real
de contribuir a la construcción del campo educativo y participar en él,
entendida como la movilización que reivindica lo plural de una población
con el fin de idear, crear, escoger, producir y transformar los
contenidos socializadores de la educación, y dar forma a las
instituciones que tengan la función de llevarlos a cabo.
El proceso educativo
Expresa dos sentidos.
Uno, que la participación educa en forma de socialización política, y que puede
ser incorporada como un componente más de la educación. Y dos, la educación
para la diversidad en sí misma.
Los sistemas
educativos no evolucionan en el vacío; se desarrollan dentro de contextos
particulares e historias singulares que evolucionan bajo las tensiones de sus
propias dinámicas. No son las instituciones escolares las que crean el
contenido para la socialización ni el único lugar para recibirlo; por el
contrario es el tipo de socialización el que define el diseño de las
instituciones en el proceso educativo.
El sentido de la
diversidad educativa
Convoca a enfrentar
la reinterpretación de los anhelos16, a «coger el toro por los cuernos», en tanto
recurso ante el deterioro de todas las condiciones de vida educativas y
sociales en la región. Cuando se piensa en el Estado, afirma Bourdieu que
sospechar demasiado siempre es poco. Puiggrós lo confirma claramente17. Es
preciso sospechar del Estado neoliberal y su política educativa pues prepara a
la gente para un mercado laboral destinado a un grupo favorecido –al que la
mayoría no tendrá acceso– mientras vacía el resto de la oferta de trabajo,
descentraliza no para mejorar la
calidad educativa sino para trasladar a la sociedad una responsabilidad que la
sociedad ya le había delegado con sus aportes fiscales, evalúa la educación no
para la corrección de los problemas y el redireccionamiento de las alternativas
sino para su eliminación, y evade la educación gratuita para todos mientras
fragua el desmantelamiento de tradiciones que han costado mucho esfuerzo y
numerosas luchas, ahogando toda forma de reproducción institucional de la
educación.
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