martes, 30 de junio de 2015

DIVERSIDAD CULTURAL AMPLIADA Y EDUCACIÓN PARA LA DIVERSIDAD

DIVERSIDAD CULTURAL AMPLIADA Y EDUCACIÓN PARA LA DIVERSIDAD
Con la búsqueda de la diversidad se redefinen la calidad, eficacia, equidad y responsabilidad social de la educación planteadas por las reformas, así como plantea una renovación y resignificación de las tensiones entre uniformidad y diferencia y lo construido y lo objetivado, que afectan la comprensión de la relación cultura-educación-política. Requiere de una actitud mental crítica y abierta cuyo eje de funcionamiento epistémico sea la deconstrucción-reconstrucción, para captar los efectos actuales de la diversidad cultural en la educación. Interesan tanto los efectos globales que dicho reconocimiento produce sobre la diversidad misma, como las consecuencias de ésta en la educación; en particular sobre los contenidos que reafirmen y transmitan la diversidad. Nuestra hipótesis es que el cambio de percepción sobre la diversidad cultural aumenta las presiones para diversificar las prácticas educativas y orienta al sistema educativo hacia la construcción social de una educación para la diversidad, que por sus características incluyentes coadyuva a la integración de colectividades plurales, a una mayor igualdad educativa, y a una reducción de los riesgos identitarios.

Repensando la diversidad
La transformación de dicha percepción es fuente, parte y resultado de un cambio progresivo y conflictivo, que se desenvuelve de una manera compleja y multidimensional, con implicaciones no solo sobre los sujetos que incorpora sino sobre la redefinición de la sociedad en su conjunto. Esta diversidad plantea una serie de cuestiones importantes y potencialmente decisivas –sostiene Kymlicka– en temas como derechos lingüísticos, autonomía regional, currículos educativos y símbolos nacionales. ... Encontrar respuestas moralmente defendibles y políticamente viables a dichas cuestiones constituye el principal desafío de nuestras sociedades.
El mundo de la diversidad –anota Giddens– nos plantea nuevos riesgos y nuevos retos, no es apocalíptico, pues no se encamina inevitablemente a la catástrofe... implica riesgos que otras generaciones anteriores no han enfrentado y porque se están enfrentando además con los instrumentos de las generaciones anteriores, sin la evaluación crítica.

La diversidad ampliada
Tienen epígonos modernos en mentes latinoamericanas que han restituido para sus sociedades el valor de lo diverso, lo han consagrado en sus constituciones y lo están ampliando. En poco menos de 10 años, América Latina ha reconocido su objetividad, ha escogido –según el país– formas de interpretarla e intervenirla, ha decidido modos de educarla y gobernarla y ha encontrado procedimientos de participación para edificar su presente y su futuro. No obstante, lejos de ser una conquista definitiva, las disputas por su real inclusión y por una caracterización más compleja de cara a las realidades actuales no se agotan. La objetividad de la diversidad cultural se enfrenta aún a ciertas tradiciones que la ven como rezago y no como característica de la sociedad, a ciertas mentalidades que presumen el desarrollo cultural bajo la óptica de su homogeneización y no de la pluralización, a lenguajes que generan universos simbólicos unitarios singulares y no múltiples, y a discursos que la neutralizan aparentando ser progresistas.
Los mundos simbólicos y culturales se deconstruyen-construyen en forma permanente, en medio de ambientes de incertidumbres identitarias y de conflictos entre lo tradicional y lo moderno, peculiaridad más de la naturaleza del cambio, que de un desorden que reclama el regreso al pasado. Si todos los pueblos conservaran intactos dichos mundos, desembocaríamos en un estancamiento cultural. El impulso para los cambios en las percepciones de las sociedades, proviene de la lucha por el poder en el que las construcciones de las diferencias culturales, y las imágenes de las sociedades, sirven de dispositivos que coadyuvan a tenerlo y lo convierten en energía cultural.


Transformaciones y transición cultural
Las transformaciones en extensión tienen que ver con: a) La visibilidad y la comparecencia de la variabilidad del mundo indígena. La multiplicación de las etnias no es un milagro; es el desocultamiento de la diversidad, que generó además el renacer de otros pueblos que la etnohistoria había declarado difuntos: los chontales, yanaconas, chorotegas, pijaos, y pastos resucitaron de entre los anaqueles de los archivos y mostraron unas ciudades invadidas de indígenas desde Buenos
Aires hasta Ciudad de México.
b) La aparición en el escenario de la diversidad de otros actores no indígenas; los gitanos, los inmigrantes (judíos, árabes, chinos, japoneses, vascos), los negros, los grupos de género, las comunidades religiosas y los nacionales en otros países (comunidades colombianas en el exterior). Al incorporar las transformaciones en extensión, la diversidad manifiesta una interacción intensa y compleja en todos los órdenes. Son las transformaciones en profundidad que están relacionadas con: a) Los corolarios que se desarrollan al poner en evidencia el carácter parcial del concepto de diversidad que existe en la región; la diversidad estaba siendo concebida para unos y no para unos todos pluralizado.
b) Rescatada de su invisibilidad
La diversidad se instala en el presente; este cambio es central en la profundización de las transformaciones. En el nivel interno, afros, migrantes, indígenas, raizales, etc., muestran una diferenciación clasista que está muy lejos de ser modelo de comunidad, la propiedad privada entre ellos revela casos de promoción de solidaridades que han desaparecido de algunos sistemas tradicionales, los campesinos quieren volverse indígenas y los indígenas profesionales urbanos, las organizaciones sociales étnicas se vuelven electorales, etc.

c) La apropiación de una particular idea de lo público y de lo privado, de lo institucional ajeno y propio, lo legítimo e ilegítimo, da paso para que la diversidad asuma la política. El reconocimiento de la diversidad se expresa como un dispositivo ambiguo porque al aceptar sus estrategias como estrategias de Estado consolidan un Estado-nación que las requiere para legitimarse. Sin embargo, éste no coloca a la diversidad como centro de sus reformas.

d) Finalmente, tres procesos inciden en la profundidad de las transformaciones de la diversidad cultural: la globalización, que no la destruye pero que altera todos los mecanismos de integración y articulación social, a través de políticas y derechos internacionales y de la estandarización de sus procedimientos. La modernización de los Estados introduce un campo novedoso de pugnas entre la diversidad y sus relaciones de fuerza, desplazando las reivindicaciones sociales por demandas de ajustes burocráticos.

Educación para la diversidad
Un país no se define diverso solo por la presencia indígena. Esta dislocación del concepto de diversidad es paradójica –pues aunque son muchos y variados los pueblos indígenas, en el fondo es singular, distintiva y típica de ellos– y, es uno de los principales problemas en discusión. La diversidad se ha complejizado y ampliado, se ha transformado con la presencia de nuevos actores y nuevos anhelos, requiriendo un sentido más integral.
Al pensar la relación educación-diversidad cultural, se pretende introducir en el debate sobre las políticas educativas la concepción de una educación para la diversidad en tanto heterogeneidad educativa para la diversidad cultural. Es decir, como el conjunto de educaciones particulares impartidas de manera diferencial a unas comunidades, que aunque compartan rasgos similares, se conciben como distintas. Tal es el caso, por ejemplo, de la educación impartida en un colegio hebreo, o en una región o confesión determinadas.

Campo educativo de la diversidad
Dice Bourdieu que «un grupo movilizado por y para la defensa de sus intereses (educativos), solo puede llegar a existir a costa y al cabo de una labor colectiva de construcción inseparablemente teórica y práctica»11. Asimismo, con este punto de vista se puede focalizar la dinámica de la construcción social de la educación para la diversidad, según la cual la diversidad cultural afecta al sistema educativo y viceversa, recíproca y dialécticamente. La diversidad es afectada por el, curriculares, etc., para integrar un sistema educativo pluralista.

El campo educativo
De la diversidad cultural se concibe como un campo de fuerzas e intereses, que se confrontan, alían, imponen y resisten, para controlar y transmitir una particular forma de ver e instruir a los sujetos adentrados en él. Bourdieu ha señalado cómo el campo produce e impone en el público una forma particular de ver la realidad, lo que lo convierte en un instrumento formidable para mantener el orden simbólico, y por lo tanto el status quo, pero también para transformarlo. Es un campo de luchas por el control del proceso educativo que varía según el país, la época y el sistema educativo. Las pedagogías, los currículos, la evaluación, la contratación, los presupuestos, etc., al fin y al cabo son el corolario en que se manifiesta el poder dominante resultante del campo educativo









Participación educativa
Es la capacidad real de contribuir a la construcción del campo educativo y participar en él, entendida como la movilización que reivindica lo plural de una población con el fin de idear, crear, escoger, producir y transformar los contenidos socializadores de la educación, y dar forma a las instituciones que tengan la función de llevarlos a cabo.




El proceso educativo
Expresa dos sentidos. Uno, que la participación educa en forma de socialización política, y que puede ser incorporada como un componente más de la educación. Y dos, la educación para la diversidad en sí misma.
Los sistemas educativos no evolucionan en el vacío; se desarrollan dentro de contextos particulares e historias singulares que evolucionan bajo las tensiones de sus propias dinámicas. No son las instituciones escolares las que crean el contenido para la socialización ni el único lugar para recibirlo; por el contrario es el tipo de socialización el que define el diseño de las instituciones en el proceso educativo.

El sentido de la diversidad educativa

Convoca a enfrentar la reinterpretación de los anhelos16, a «coger el toro por los cuernos», en tanto recurso ante el deterioro de todas las condiciones de vida educativas y sociales en la región. Cuando se piensa en el Estado, afirma Bourdieu que sospechar demasiado siempre es poco. Puiggrós lo confirma claramente17. Es preciso sospechar del Estado neoliberal y su política educativa pues prepara a la gente para un mercado laboral destinado a un grupo favorecido –al que la mayoría no tendrá acceso– mientras vacía el resto de la oferta de trabajo, descentraliza no para      mejorar la calidad educativa sino para trasladar a la sociedad una responsabilidad que la sociedad ya le había delegado con sus aportes fiscales, evalúa la educación no para la corrección de los problemas y el redireccionamiento de las alternativas sino para su eliminación, y evade la educación gratuita para todos mientras fragua el desmantelamiento de tradiciones que han costado mucho esfuerzo y numerosas luchas, ahogando toda forma de reproducción institucional de la educación.






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